lunes, 25 de octubre de 2010

Introducción  



¡Qué destino, el del ser humano! Vivir dentro de una ilusión toda la vida. Convivir con la contradicción permanente. Un monstruo engendró de su creación y lo está sojuzgando. Pero… no es necesario caer en un fatalismo.
La propuesta de este ensayo, es poder -al menos someramente- articular las propuestas teóricas trabajadas  en el análisis de una publicidad grafica de leche en polvo: NIDO.
En este trabajo consideraré a la publicidad -en términos de Castoriadis-  como una creación tecnológica en la que conviven las relaciones de poder entre sectores sociales mediados por el dispositivo de enunciación-comunicación; la revista “Rumbos”. Que circula junto al diario “El Territorio” los días domingos.   
El ensayo de divide en tres puntos que se desarrollan según la temática trabajada. 

Desarrollo

¡Maaa… quiero Coca...! La publicidad tiene la consistencia justa de un lubricante. O en otros términos, es uno de los factores más importantes de la “maquinaria” denominada mercado. Una forma de comunicación extraordinariamente efectiva. Que puede materializarse de diferentes maneras, o mejor dicho, en diferentes soportes: papel, cartón, en imagen fija o en movimiento; afiches o videoclips, en “chivos” de famosos presentadores en televisión, etc.… la lista es infinita y muy compleja.
Específicamente, el material que he seleccionado para este ensayo es una publicidad gráfica de leche en polvo para niños pequeños.

1. Sobre la tecnología de comunicación.

En términos de R. Williams la tecnología es “un marco de conocimientos y condiciones” que permite la aplicabilidad de la técnica y ésta es  aplicación de una habilidad asociada a los conocimientos y condiciones. Un artefacto es el invento - si se quiere: “lo materializado”- , el engendro, que existe por la combinación de los elementos antes mencionados.
Estas definiciones permiten dar cuenta  de las determinaciones del soporte como dispositivo de enunciación, de las condiciones de reconocimiento o decodificación tanto del lado de la producción como de la recepción.

1. a.  Sobre el soporte, las formas y la codificación.

Aquí se esbozará un posible análisis de la publicidad seleccionada. 
Todo se condensa sobre la materialidad del papel; el dispositivo que media. En este sentido, se podría decir que el papel sería el invento –según Williams entraría en la categoría de instrumental- sobre el cual se aplican todas las habilidades y conocimientos empleados para la confección de una publicidad y que además, determina las condiciones de recepción en la medida que opera para lo visual (del mismo modo en que aparecen las imágenes religiosas según Marx). El proceso de mitificación es secreto; sólo hay que mirar.
Dentro del “artefacto-papel” puedo encontrar las siguientes relaciones de formas: líneas, colores, letras, isotípos, logos. La imagen de un niño (no “el niño”) en un plano medio-largo,  la parte inferior de un cuerpo humano;(el lector completa la relación por oposición y contigüidad) las piernas de la madre, un color semejante a un “jeans”, la imagen de las manos de los dos (madre- hijo) juntas y separadas. Las piernas de la madre -que no están- forman un “techo a dos aguas” que protege al niño con su mirada llena de inocencia e indefensión sobre un fondo fuera de foco que menciona un lugar de esparcimiento. No sugiere cualquier “madre”, sino una “moderna”, “joven”, “informal”. Esta configuración apunta a un grupo social específico del mercado. La figura retórica que se asoma podría ser una metonimia en tanto que las formas que condensa la imagen, las cualidades que exhibe representan un concepto abstracto; la protección.
Se asoma, acentuando el peso visual, un escudo de las épocas medievales en el que está inscripto: “tu instinto es protegerlo (en rojo). El de nido ® (en rojo) también”. El instinto se corresponde con la ligazón “animal” de una madre y su “cachorro”. Por lo tanto “Nido” hace lo mismo que una madre, o en el peor de los casos, es “alguien” que tiene cualidades protectoras. En el extremo inferior derecho -del lector- se encuentra, por fin, el signo del objeto que se publicita junto a una leyenda en “tono cientificista” que enuncia todas las cualidades saludables que tiene el signo-producto. La totalidad de la imagen intenta reproducir, mediante los colores, un aspecto verosímil (“Corazón de líneas doradas”, amarillo, rojo) de la “fachada” del producto (que no es el producto). Estos delineamientos parecen banales pero son constitutivos –a mí entender- de la personificación del objeto señalado por Marx.

1. b Sobre la institucionalidad de las tecnologías

Todo lo expuesto en el punto 1.a  como tecnología está -para Williams- íntimamente ligado a las instituciones sociales ya que la techné misma es una institución. Es un estado de relaciones sociales que en forma dinámica ha permitido el desarrollo técnico y ha alterado la percepción sobre el mundo.
Así como la imprenta en el siglo XV, hoy los mecanismos persuasivos de la publicidad están institucionalizados en la educación privada o en empresas celosamente cuidados. No cualquiera puede a acceder a una formación profesional de dicha orientación, o siquiera tener una mínima alfabetización que les permita ser -según Guiraud 1978- un poco más “libre” ante las determinaciones del mercado.
Con estas proposiciones se quiere demostrar que, nuevamente, “las asimetrías entre las posibilidades abstractas y los usos institucionalizados” al servicio del mercado –como lubricante- son enormes y, son intrínsecamente constitutivos de un orden social. En este sentido, también se puede decir que la técnica no sólo “es creación en sí misma;<…>es forma de vida social”. Organiza las relaciones sociales, pero no de manera pasiva y sin resistencia. El problema se impone -según lo expuesto - cuando aquellas tecnologías disponen de los sujetos. Cuando se cree y se confunde los signos con las cosas (en definitiva es lo que quiere lograr la publicidad).   
2. Sobre el fetiche de la mercancía.   

Hoy, muchas ciencias son parte del proceso de objetivación en la publicidad. Desde que el campo del publicista se convirtió en transdisciplinar su capacidad de intervención en el mercado ha sido imprescindible, y lo es cada vez más. La publicidad “se paga sola” y la venta de objetos mediante signos; mueve montos siderales como por arte de magia. Hablar de signos y valores sociales, “tan suelto de cuerpo”, disfraza su compleja fuerza “institucionalizadora” de la sociedad, que permite operar a niveles inconscientes de la memoria colectiva.
Este punto se relaciona directamente con el punto: 1.a.
La frase: “esto es así” podría contener cierta significación en relación a la teoría del fetichismo. En términos de Kohan, “es una teoría que explica cómo es el fenómeno de la realidad asociada a una explicación de cómo es el poder <…>hace referencia a cómo se internalizan las relaciones de fuerza y se producen subjetividades domesticadas” que experimentan la realidad y “las relaciones como ‘autónomas’, ‘eternas’, ‘inmodificables’, y por lo tanto naturales”.
El fetichismo consiste en dotar a determinado objeto de características que no les son propias de su “naturaleza” (social), de su esencia (social), de su definición en tanto objeto (social)”. Por un lado, en la publicidad no se muestra las condiciones sociales de producción del objeto que se representa, ni de las determinaciones allí presentes. La forma social de producción “no se muestra” (mucho menos las relaciones de explotación). Por otro, “personifica” y le otorga propiedades sociales a la cosa volviéndola “autónoma”; un objeto en sí mismo. Que vive y ¡hace bien! ¡Al bebé no le gusta “Chelita” o “Ilolay”, le gusta “Nido”! Discutiría una madre. ¿Te gusta “Villavicencio”? ¡No me gusta Kin! Comentarían las amigas. Marx alude a la categoría de signo y expone: “es por medio de tomar una cosa por otra como los producto del trabajo se convierten en mercancías”.
Y a la inversa, el proceso vuelve objeto a los sujetos. Así las relaciones sociales - de producción o no- se vuelven relaciones entre las cosas. Se internalizan, volviendo inconsciente un orden determinado. El hombre está alienado de la realidad y flota entre las cosas.
Es posible que los productores publicitarios conozcan estos principios y por ende, lo explotan hacia sus intereses y el de las empresas. O como expresa Guiraud “el comercio vende símbolos”. Los “consumidores” no compran la leche en polvo, sino la imagen de la salud y de la protección.
En la imagen se reproduce los lazos animales “semiotizados”; convencionalizados del vínculo entre una madre y un hijo. A su vez, estos se convierten en objetos de los publicitarios y objetivos del objeto: “Encontrala en la góndola de alimentos infantiles”. Mitifican.        
Es en la publicidad donde se puede ver como opera el proceso de “fetichizacion” de la mercancía. Es la “punta del iceberg” que emerge y que “encaja” como en un “rompecabezas” dentro de un orden social más amplio; el modo de producción capitalista (de la realidad).  

3. Una conclusión

La publicidad en si misma no es nada. Cobra un sentido en le marco mas complejo de la vida social. Y no siempre fue de la misma manera. En la línea historicista de Williams se puede ver cómo de la expansión violenta de las ciudades surgieron nuevas formas de comunicación que empezaron ha configurar un panorama complejo. Las relaciones sociales mediadas por tecnologías empezaron a desplazar al mismo ser humano; modificando su percepción. O como lo enuncia Marx, las fuerzas productivas siempre entran en contradicción con las relaciones sociales en una sociedad dada.
El hombre se siente enajenado en la dimensión tecnológica que él mismo ha fabricado. Y no ha podido parar. Ha emprendido un viaje que lo está dejando de lado, que lo contradice, que lo hace evolucionar o involucionar hacia un fin, todavía incierto.
La publicidad es uno de los monstruos más fascinantes.      




Bibliografía:
-Williams R. Historia de la comunicación. Ed. Bosch .1992.
-Castoriadis C. Técnica. Traducción de Margarita Martínez
-Kohan Néstor. El Capital, historia y método; una introducción. Segunda edición. Buenos Aires, Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, 2003
-Guiraud Pierre. La semiología. México. Siglo XXI. 1978
Revista: RUMBOS 22/08/2010

La fragancia milagrosa




Pensar los procesos de comunicación hoy en día debe ir acompañado de un análisis crítico del mismo. Los tiempos cambian, algunas cuestiones y abordajes se mantienen, pero a la vez se vuelven aún más complejos de lo que son.
Las relaciones sociales se transforman constantemente, hasta el punto de que lo material se vuelve una cuestión crucial para que las mismas puedan darse: tener es la cuestión, si no quedas excluido del sistema.
Todo se reduce a la compra de productos, de objetos, que te hagan sobresalir del montón, o que mejor dicho que uno se crea el cuento chino de que si compras esto no te vas a arrepentir, tu vida cambiará, tus problemas desaparecerán y, en consecuencia, serás el/la mejor de todos.
Pensábamos que estos problemas atañían solamente a jóvenes adolescentes, pobres sujetos imprevistos de razonamiento lógico capaz de reflexionar sobre lo que ven y lo que oyen.  Pero nos equivocamos. A esta altura del partido las ideas “salvadoras” nos incumbe a todos, grandes y chicos, hombre y mujeres.
Es en este momento cuando algunos teórico salen a tratar de abrirnos los ojos para que podamos reflexionar y mirar críticamente la realidad gracias a sus aportes que, aunque sin saber de la realidad de este siglo XXI, muy distinto y lejano a los suyos, ya nos advirtieron sobre estas cuestiones exorbitantes hace dos siglos atrás.
Uno de ellos es Marx, conocido revolucionario de la época, y su fetichismo que nos permite entender estas cuestiones arriba mencionadas. Él nos va a venir a hablar sobre esta realidad que sobrepasa el entendimiento humano si es que se deja de lado la crítica.
En su obra “El Capital” abre un apartado para dedicarlo al carácter fetichista de la mercancía y su secreto, diciendo que sin reflexión una mercancía es un objeto simple y trivial. En cuanto a su valor de uso viene a satisfacer las necesidades humanas; el hombre trasforma la materia prima en un objeto útil a su disposición. Pero el problema es cuando deviene en mercancía, cuando hace su aparición pública, en palabras textuales de Marx se “trasmuta en cosa sensorialmente suprasensible”.
Además agrega: “el carácter místico de la mercancía no deriva, por tanto, de su valor de uso. Tampoco proviene del contenido de las determinaciones de valor (…) consiste sencillamente, pues, en que la misma refleja ante los hombre el carácter social de su propio trabajo como caracteres objetivos inherentes a los productos del trabajo, como propiedades  sociales naturales de dichas cosas, y por ende, en que también refleja la relación social que media entre los productores y el trabajo global, como una relación social entre los objetos, existente al margen de los productores. Es por medio de este tomar una cosa por otra como los productos del trabajo se convierten en mercancías, en cosas sensorialmente suprasensibles o sociales”.
Es decir que se produce una sobrevaloración más allá de su naturaleza física ni con las relaciones que derivan de dicha naturaleza. El objeto como mercancía se da en la relación que el intercambio establece entre los productos del trabajo y entre los productores, “relación propia de cosas entre las personas y relaciones sociales entre las cosas (…) adquieren una objetividad de valor, separada de su objetividad de uso”.
Pero en este intercambio se deja de lado la fuerza productiva que hizo posible la cosa, en tanto mercancía, tapando u ocultando el trabajo y las funciones del organismo humano. Se pierde de vista este proceso fundamental, sin el cual el objeto no existiría. Hay muchas realidades detrás de las cosas, de las mercancías, hay sujetos, muchas veces en condiciones laborales infrahumanas, en otras esferas el trabajador no percibe la remuneración merecida, en otras trabajan niños cuando existe leyes que los protegen de la explotación laboral.
Pero el capitalismo nos hace ver la parte terminada del proceso, el producto final, y no nos deja ver el trasfondo que cada esfera laboral posee. Esto es el fetichismo de Marx; él dice que el valor de la mercancía transforma a todo producto del trabajo en un jeroglífico social, incapaz de ser descifrado, incapaz de ver el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de los mismos, y de esta forma escapándose aún más del control humano y en defecto controlando al hombre.
Ejemplos claros podemos observar en la publicidades televisivas, donde gracias a un producto determinado podemos ser mejores, podemos cambiar nuestras vidas; a partir de la compra de ese producto seremos otras personas a la que todo le irá bien. Actualmente existen miles de ejemplos que permiten, a partir de la lectura de Marx, ver el fetichismo muy claramente. Se da sobre todo es las publicidades de perfumes y /o desodorantes, donde se juega a partir de la sexualidad, su uso hará que todas las personas del sexo opuesto se sientan atraídos por uno, gracias a las ricas fragancias que tornan irresistibles a cualquier persona que la use.
Para ejemplificar mejor, decidí tomar una publicidad televisiva donde también esta presente el fetichismo. La misma es de la marca de desodorantes AXE, actualmente muy vendida y que además todas sus publicidades responden a los mismos: la atracción sexual gracias a su inexorable fragancia.
En esta promoción muestra que está a punto de largar una carrera de ciclistas, en velódromo repleto de espectadores. Detrás de cada ciclista hay una persona que lo ayuda en la largada. Cuando suena el silbato dando la orden de largada, una de las ayudantes se abraza a su corredor impidiéndole el avance, debido obviamente a que esta usando AXE. Al finalizar la publicidad aparece un texto que dice “THE AXE EFFECT”  y el envase característico del desodorante.
En este tipo de género discursivo, es muy común el fetichismo, y es que el mercado impone este mensaje, y si se sale de esta línea el producto no tendrá éxito. Si querés ser irresistible, atractivo/a, que todo el mundo te mire y te sonría no pierdas más tiempo, compra ya este producto y no te vas a arrepentir. Este es el mensaje que una y otra vez nos transmiten este tipo de publicidades, antes era subliminal pero ahora ya es lo suficientemente explícito como para que uno no lo entienda. Aquí no importa tu condición física e intelectual, con solo comprar el “producto salvador” ya es suficiente.
Pero si uno quiere saber o conocer acerca de la empresa y el personal que allí trabajan, de eso no se habla, y en caso de que decidieran mostrar lo harían de las cosas más lindas, en orden, no es que diga que en esta empresa las cosas por detrás no estén en orden, pero si hablando manera general. No podríamos conocer las relaciones laborales reales que se dan allí: quiénes son los que trabajan, cuántas horas trabajan, en qué condiciones, su remuneración ¿es equivalente al trabajo que realiza y a los riesgos que corre? Son cuestiones que hay que criticar, analizar, mirar de otra manera, leer entre líneas los mensajes ocultos, ya que aquí se le atribuye a algo, en este caso un desodorante, una característica que no le corresponde ni le pertenece: un simple desodorante,  por más buena fragancia que tenga no te va a cambiar la vida como ellos te lo dicen.
El fetichismo, consiste en eso, en dotar a determinado objeto de características que no le son propias de su naturaleza, de su esencia, de su definición en tanto objeto. Se “personifica”, en términos de Marx, a los objetos, se le atribuyen características humanas, dirá Néstor Kohan parafraseando a Marx “los objetos adquieren vida propia, se personifican y se transforman en `sujetos´. A su vez las relaciones entre los seres humanos, entre los sujetos verdaderos, adquirirán autonomía e independencia frente a ellos transformándose en `cosas´, proceso que Marx denominará `cosificación´ o `reificación´”. Es decir que, los sujetos se vuelven objetos y los objetos se transforman en sujetos.
Para poder cambiar este fetichismo instaurado en la sociedad es necesario que seamos críticos y entre todos volvamos a someter a los objetos/ mercancías a nuestro control planificado y consciente. De esta forma podremos validar el proceso productivo olvidado gracias a la acción del fetichismo que lo deja de lado.

Publicidad: Consola de video.



 Partiendo del autor Raymons  Williams  en su libro “Historia de la Comunicación”, realiza una relación entre  sociedad y tecnología. Piensa a la misma  como una  Institución Social,  y que ésta, no tiene autonomía propia.
Él parte de la idea de que La Tecnología determina  cambios en la sociedad, y que existe una interacción entre las instituciones sociales
Por  ello podría decirse que  dada  la creencia generalizada y semiconsciente en el determinismo tecnológico, es conveniente conocer las críticas metodológicas e ideológicas acerca  de ésta cuestión. Sin negar por ello el interés de muchos de los trabajos realizados  en el marco de esta tema. El estudio de la interacción con el medio, en cuanto a las técnicas en los estudios de sus efectos y el conocimiento de sus amplias repercusiones deberían fomentar y dificultar “la aceptación crítica de todo lo que el mecanismo productivo da como resultado”. 

Por otro lado Raymons Williams habla de la sociedad de la información  como un Proyecto Geopolítico que sostiene una hegemonía unipolar, o sea, un proyecto de poder hegemónico con ideología de mercado. En oposición a los “regimenes totalitarios”, el proyecto geopolítico y la hegemonía unipolar están en oposición a la fraternidad, la igualdad y a la libertad.
Williams plantea a la tecnología  como un modo de pensar desde la misma tecnología.
Juntamente con la influencia de la tecnología, la sociedad plantea tenciones y hegemonía.
No es la tecnología en si misma lo que se manifiesta tan imponente, sino más bien el papel jugado por la tecnología en el sistema global.

Mientras que en el texto “Fetichismo” de Karl Heinrich Marx, el intelectual y militante comunista alemán hacía referencia al carácter fetichista de la mercancía.


Una mercancía es un objeto con un valor de uso que satisface necesidades humanas y no como producto del trabajo del hombre.
El fetichismo se adhiere a los productos del trabajo como mercancías, su carácter se origina en la índole social del trabajo que las produce.
Marx hace referencia al valor de la mercancía y sostiene que el análisis de los precios de las mismas llevó a la determinación del valor en dinero. Por tanto, el valor de cambio es una determinada manera social de expresar el trabajo empleado en una cosa, y su materia natural es el curso cambiario.
El valor de cambio es un atributo de las cosas (valor de uso), un atributo del hombre. Por ello, el valor implica intercambio, la riqueza no. Mientras que la riqueza es un atributo del hombre, el valor es un atributo de las mercancías.


El  filósofo y psicoanalista francés Cornelius Castoriadi hace su aporte con respecto a la Técnica. Él  sita en su texto a Marx que habla acerca de la técnica en su dualidad como instrumento neutro o como central y creador del momento histórico.
Explica que la industria es la revelación de las fuerzas del ser humano, es el auto-engendramiento a través del trabajo, aunque no cuestiona ni los objetos ni los medios de producción capitalista, sino la apropiación de unos y otros.
Por tanto, la técnica es la dimensión del conjunto que presenta cada forma de la vida social y se apoya sobre esta racionalidad de lo real.
La aplicación de técnicas a la producción se orienta a suprimir el rol humano del hombre en la producción,  desarrollando una gama de objetos y técnicas que conlleva a la lucha de clases.
En el discurso hay una crítica de la técnica como procesos políticos materializado en la vida social y no como un pensamiento meramente determinista tecnológico
Para Marx la tecnología capitalista aparece como racionalidad inhumana que se desprenden de la utilización capitalista de una tecnología valorizada en si misma.

“La tecnología y la esfera de la vida social en contacto directo con ella, el trabajo, no son para él más que objetos de reflexión y de acción política”.


 “La tecnología disponible de la comunicación y la información permite proveer a la población de todos los elementos para decidir con conocimiento de causas, sólo la población puede decidir el sentido de esta expresión”. (Castoriadi)

Néstor Kohan, es otro autor, que aunque en la cátedra no se lo leyó, hace un aporte complementario acerca del Determinismo Tecnológico y el Fetichismo.
  En su texto “El Capital”, (fetichismo) procesos caracterizados por Marx, considera  que: un determinado  objeto de características que no le  son  propias de la naturaleza (social), de esencia (social) o definición = objeto (social) es análoga. El “Objeto” es una mercancía  y se lo denomina personificación, o sea que adquiere  vida propia, transformándose en “Sujeto”, que eso a su vez, de acuerdo con las relaciones  entre los seres humanos  adquiere autonomía, así  es como Kohan hace su crónica sobre  “Determinismo Tecnológico”.
Amplía un poco más  expresando que, el fetichismo es un proceso dualista. Y ejemplifica de la siguiente manera: El producto del trabajo humano  se automatiza  y se vuelve en contra  de sus creadores., esto quiere decir que  el sujeto no tiene la posibilidad de volver a ponerlo bajo su control, creándose así lo que llamamos “Alineación”.
           
Otros autores a su vez expresan, por su parte, que el “determinismo tecnológico”  busca las causas en algo dado, objetivo, material, descriptible en el lenguaje  fisicalista[1], en muchos casos cuantificable y que funciona como un factor independiente que “actúa desde afuera” sobre las variables dependientes (sociales), o incluso como un primer motor  del cambio social. El desarrollo de la cultura dependía de la innovación técnica  que era la clave del cambio institucional.
La teoría de las relaciones  entre  Tecnología  y Sociedad que más influencia ha tenido. Según dicen los autores de esta  teoría, “la tecnología  es un factor dependiente” que actúa desde afuera  como es la hipótesis del determinismo climático.
El determinismo tecnológico ha tenido  funciones ideológica (toma las maniobras políticas, militares  o multinacionales)  para desarrollar lo técnico  según sus intereses, que sólo ve resultados  aparentemente inevitables.
Además complementan afirmando  que el progreso técnico se presenta como sinónimo  de progreso, cuando los problemas que hacen dudar de que este exista (hambre, guerras, etc.) no son problemas  técnicos, sino políticos.

Teniendo en cuenta los rasgos del determinismo tecnológico  las primeras perspectivas  fueron las inexorables imposiciones del medio, la capacidad humana de superación y la transformación del mismo, terminaron  fundiéndose unas con otras. Ello significó  superar algunas diferencias entre cada una de ellas. El medio impone las dificultades  que han de superarse, y brinda los medios para resolverlas, la tecnología explica las diferencias del tiempo y las transformaciones ocurridas en la historia, que un medio inalterado no podría explicar. Los entornos habilitados  por una sociedad  humana suelen ser sólo en parte naturales y en parte transformados directa o indirectamente por la actividad humana.

            En ciencias sociales, encontrar leyes deterministas de validez universal aplicables a un número de casos con un mínimo reprecisión a sido frustración constante. Cuando se intenta ir mas allá de algunas afirmaciones más o menos triviales  como “en todo sociedad  existe cierta desigualdad”  uno se encuentra con una diversidad de excepciones que siempre abundan: una posible solución a este problema se intenta explicar, lo culturalmente relativo  e históricamente  condicionado a partir de factores  ya legislados por las ciencias naturales  empleando variables  culturalmente neutras, del tipo físico, material, y cuantificables.


Coincidentemente con uno de los autores afirmo que la sociedad de la información  es un modelo de producción del capitalismo, y un proyecto de poder hegemónico  que conlleva a la  desigualdad social.
También es posible de que exista una alienación entre sujeto/objeto, pero que en parte depende de la utilización que le da cada actor social.
Y por último, la tecnología es influyente en la sociedad, pero como toda influencia tiene que ser equilibrada, buscar lograr una sociedad libre con igualdad y que los derechos dejen de estar solamente en discurso, para pasar a ser prácticas. 

Publicidad ilustrativa del ensayo:


Xbox es una consola con plataforma similar al Kinect de Microsoft, la misma tiene un dispositivo que explota los gestos del usuario con una cámara que rastrea los movimientos. A diferencia del PlayStation Move, eBox puede trazar los movimientos y traducirlos en acción en pantalla sin la necesidad de un controlador.

Xbox: A vivir la vida.  Se trata de una pieza publicitaria censurada de todos los tiempos. El anuncio Life is short” de la consola Xbox, resume en menos de un minuto, el ciclo de la vida de un ser humano. Salvo la primera secuencia, es casi inentendible que este anuncio haya sido prohibido. La Independent Television Commission (ITC) de Gran Bretaña censuró el aviso luego de recibir 136 quejas acerca del comercial. Las razones fueron ridículas: según la ITC “el grito del hombre durante todo el viaje de su vida sugiere una experiencia traumática, lo cual, junto con el recuerdo de que la vida es corta, hizo la escena final más impactante”. Lo cierto es que la audiencia se perdió de una publicidad que claramente transmite que la vida es corta y está para vivirla. Llegó el momento de aprovechar al máximo cada segundo de nuestras vidas… ¡Comprémonos una Xbox!



En la publicidad de Xbox, puede verse lo que Kart Marx aportaba acerca de la mercancía como un objeto con un valor de uso que satisface necesidades humanas y no como producto del trabajo del hombre. Y ese carácter fetichista que se le da a los objetos. Claramente se ve en el anuncio que el  “Objeto” es una mercancía  y se lo denomina personificación, o sea que adquiere  vida propia, transformándose en “Sujeto”, que eso a su vez, de acuerdo con las relaciones  entre los seres humanos  adquiere autonomía.
De igual manera, en la publicidad de la consola nos demuestra lo importante e imprescindible de dicho producto, a lo que el  autor Marx Karl sostenía que: el valor de la mercancía y el análisis de los precios de las mercancías llevó a la determinación del valor en dinero.

“El precio de una mercancía, y como una de tantas el trabajo, equivale a su coste de producción” Marx y Engels en Manifiesto del Partido Comunista.

 También puede evidenciarse en el paquete textual de la publicidad la alienación entre sujeto /objeto, pero que en parte depende de la utilización que le da cada actor social.
La aplicación de técnicas a la producción se orienta a suprimir el rol humano del hombre en la producción,  desarrollando una gama de objetos y técnicas que conlleva a la lucha de clases, en referencia al aporte del autor Cornelius Castoriadi.

Por último, y citando a Marx en el texto “Fetichismo” de Néstor Kohan la tecnología explica las diferencias del tiempo y las transformaciones ocurridas en la historia, que un medio inalterado no podría explicar. Los entornos habilitados  por una sociedad  humana suelen ser sólo en parte naturales y en parte transformados directa o indirectamente por la actividad humana.


Links de videos bonus:





BIBLIOGRAFIA:

*   RAYMOND Williams “Historia de la comunicación”.
*   KARLS  Heinrich Marx “Fetichismo”
*   KARLS Heinrich Marx y Friedrich ENGELS “Manifiesto del Partido Comunista”.
*   CORNELIUS Castoriadi “ Técnica”
*   NÉSTOR Kohan, “ El Capital”




[1] El fisicalismo es una doctrina filosófica sobre la naturaleza de lo real que afirma que todo aquello que existe es exclusivamente físico. Se trata por tanto de un materialismo reduccionista. El fisicalismo es una forma de monismo. Puede considerarse un tipo de cientifismo.