“En los primeros años del siglo XXI la Tercer Guerra Mundial había estallado. Aquellos que sobrevivimos sabemos que la humanidad jamás podría soportar una cuarta. Que nuestra propia naturaleza simplemente, no se podía poner más en riesgo. Entonces creamos un nuevo brazo de la ley el Clérigo Grammaton, nuestra tarea era buscar y erradicar la verdadera fuente de inhumanidad hacia el hombre su habilidad de sentir.”[1]
Con esta introducción acompañada de imágenes de guerra, exlíderes mundiales y la escena de un edificio abandonado donde un grupo de personas se oculta con un motín de obras de arte comienza Equilibrium[2].
Este film narra la vida en ese futuro de postguerra, donde los sentimientos son el enemigo del hombre, las artes, pintura, música o literatura son objetos que deben destruirse por fomentar la expresión de las pasiones, las emociones han quedado suprimidas por una droga sintética llamada “prozium” consumida a diario por todos los habitantes de Libria, la ciudad central construida como un imponente monstruo gris.
Este estado se halla regido por el control de un único líder central conocido como El Padre, y un consejo de patriarcas que lo representan.
John Preston (representado por Christian Bale), es un clérigo Grammaton, se encuentra al frente de una unidad de vigilancia y control conocida como el Tetragrammaton, donde todos los clérigos son formados desde su niñez en el Gun Kata, un arte marcial especial que combina combate cuerpo a cuerpo con el uso de armas de fuego.
Pero como diría Foucault “donde hay poder hay resistencia”[3], por lo cual el principal objetivo del Tetragrammaton es capturar a los “ofensores del sentido” -quienes dejan de tomar sus dosis de prozium y deciden tener emociones libres. Los rebeldes capturados son castigados con la pena de muerte, siendo incinerados como en una caza de brujas.
El conflicto de la trama comienza cuando Partridge, el compañero de vigilancia de Preston, deja de tomar su dosis y comienza a sentir. Ante esto Preston sale a su búsqueda y lo encuentra en una vieja iglesia abandonada sentado y leyendo un libro, robado de los ofensores. Al no poder comprender las razones de su compañero Preston intenta razonar con el:
Preston: No hay guerra. No hay asesinatos.
Partridge: ¿Y qué piensas que hacemos?
Preston: No, tú has estado conmigo, tú has visto cómo pueden ser, la envidia, la rabia.
Partridge: Un alto coste. Yo lo pagaré gustoso.
Partridge: ¿Y qué piensas que hacemos?
Preston: No, tú has estado conmigo, tú has visto cómo pueden ser, la envidia, la rabia.
Partridge: Un alto coste. Yo lo pagaré gustoso.
Luego de este diálogo ambos toman sus armas, Partridge se cubre el rostro con el libro y Preston dispara a su frente. Después del incidente, de regreso a su casa, donde vive con sus dos hijos, el clérigo comienza a recordar el apresamiento de su esposa por dejar la droga y su incineración. Al día siguiente (primero por accidente) deja de consumir la droga, y comienza su búsqueda de la resistencia.
En la película basada principalmente en la novela 1984[4] de George Orwell plantea varias semejanzas en su representación de una sociedad controlada por un régimen estricto y opresor donde los habitantes se ven sumergidos en la utopía de un líder autoritario.
Los ciudadanos de Libria siguen las órdenes de un único hombre al que reconocen como Padre, en 1984 tenemos al Gran Hermano.
“La primera de las grandes operaciones de la disciplina es pues la constitución de “cuadros vivos” que transforman las multitudes confusas, inútiles o peligrosas, en multiplicidades ordenadas.”[5] Podemos ver en varias escenas de la película el estricto uso de uniformes para cada labor y cada puesto en la organización de la ciudad, y como la multitud se distribuye en formando perfectas escuadras y marchan en forma conjunta al trabajo como robots programados para cumplir con una función determinada.
La propaganda repetitiva se encuentra en todas partes, desde que despiertan por la voz de un altoparlante que sobrevuela la ciudad en Zeppelin, o en grandes telepantallas con el rostro vigilante del líder aparece por toda la ciudad dando un discurso[6] paternal y persuasivo acerca de lo bueno que es contar con la “salvación” del prozium, imágenes de guerras del pasado, muertes, enfrentamientos y dictadores.
En una sala llena de computadoras y pantallas varios sujetos sentados codo a codo se ocupan de pregonar los videos con discursos del El Padre a la población, la información[7] no pasa a ser más que propaganda que se repite incesantemente a la multitud.
También como en 1984 las personas reciben una formación basada en las normas establecidas por el líder y su consejo. Los niños del clérigo Preston parecen y recuerdan a los hijos de Parsons, del vecino Winston –el protagonista de 1984.
El control de la disciplina de los habitantes se encuentra en todos los ámbitos de sus vidas. Michel Foucault describe a las disciplinas como “métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad”[8].
Los chicos nacen dentro de estas sociedades estructuradas y van pasando por sus diferentes etapas de integración. “Los encierros son moldes, módulos distintos, pero los controles son modulaciones, como un molde autodeformante que cambiaría continuamente, de un momento al otro, o como un tamiz cuya malla cambiaría de un punto al otro.”[9] Así es como en las sociedades planteadas en ambas ficciones[10] vemos que desde temprana edad los individuos son sometidos a un moldeamiento de su conducta y orientados en sus tareas.
Algo que también podemos ver en nuestras sociedades pero de forma más sutil, ya que no nos encontramos bajo la mirada vigilante de un líder opresor.
Las disciplinas actualmente se ocupan de mantener en cierta forma la armonía de la estructura social, de velar por el mantenimiento de la modelo, de controlar sin imponer. Ocurre un traspaso de sociedades disciplinarias a sociedades de control.
Ya lo escribió Gilles Deleuze: “No es necesaria la ciencia ficción para concebir un mecanismo de control que señale a cada instante la posición de un elemento en un lugar abierto, animal en una reserva, hombre en una empresa (collar electrónico).”[11]
Bibliografía:
Deleuze, Gilles. Posdata sobre las Sociedades de Control.
Foucault, Michel. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires, Siglo XXI editores. Año 2002
Orwell, George. 1984. (1949). Uruguay. Año 2005
[1] Película online: http://www.ver-pelis.net/equilibrium-2002/
[3] Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Buenos Aires, Siglo XXI Editores Argentina, 2002.
[5] Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Buenos Aires, Siglo XXI Editores Argentina, 2002.
[6] “Libria, le felicito. Al fin la paz reina en el corazón de hombre. En la última guerra es sólo una palabra cuyo significado se descolora de nuestra comprensión. Por fin, somos enteros. Librianos, hay una enfermedad en el corazón de hombre. Su síntoma es el odio. Su síntoma es la cólera. Su síntoma es la rabia. Su síntoma es la guerra. La enfermedad es la emoción humana. Pero Libria, le felicito, hay una cura para esta enfermedad. A costa de los máximos de la enferma emoción humana, hemos suprimido sus mugidos abismales. Y ustedes, como una sociedad, ha abrazado esta cura. Prozium. Ahora estamos en la paz con nosotros y la clase humana. La guerra se ha ido. El odio, una memoria. Somos nuestra propia conciencia ahora, y esto es esta conciencia que nos dirige a la dosis de CE 10, para el contenido emocional, todas aquellas cosas que podrían tentarnos sentir, otra vez, y destruirlos. Librianos, ustedes han ganado. Aunque parezca increíble, y a su propia naturaleza. Usted, ha sobrevivido. " Discurso de las telepantallas.
[7] En 1984 el protagonista trabaja en el Ministerio de la verdad, uno de los tantos encargados de mantener la imagen del partido. Allí se ocupa de manipular o destruir documentos de todo tipo controlando así la información que circula en las calles. Fragmento: “Winston pidió por la telepantalla los números necesarios del Times, que le llegaron por el tubo neumático pocos minutos después. Los mensajes que había recibido se referían a artículos o noticias que por una u otra razón era necesario cambiar, o, como se decía oficialmente, rectificar. Por ejernplo, en el número del Times correspondiente al 17 de marzo se decía que el Gran Hermano, en su discurso del día anterior, había predicho que el frente de la India Meridional seguiría en calma, pero que, en cambio, se desencadenaría una ofensiva eurasiática muy pronto en África del Norte. Como quiera que el alto mando de Eurasia había iniciado su ofensiva en la India del Sur y había dejado tranquila al África del Norte, era por tanto necesario escribir un nuevo párrafo del discurso del Gran Hermano, con objeto de hacerle predecir lo que había ocurrido efectivamente”.
George Orwell, 1984. Pág. 37
[8] Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Buenos Aires, Siglo XXI Editores Argentina, 2002.
[9] Gilles Deleuze, Posdata sobre las sociedades de control
[10] Otras obras que tratan el tema de sociedades de control o de sometimientos de los individuos hacia ciertas normas son: “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley, “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, “La Naranja Mecánica ” de Anthony Burgess, “Metropolis” de Fritz Lang, “THX 1138” de George Lucas, “Matrix” de los hermanos Wachowsky, “V for Vendetta” de James McTeigue (film).
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