UNaM
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Licenciatura y Tecnicatura en Comunicación Social
Seminario: Tecnología, Comunicación y Poder
Año: 2010
Parcial Domiciliario Nº 2
Fecha de entrega 26/11/2010
Profesora: Tania Piris Da Motta
Alumno: Hernando Jorge Eduardo
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Licenciatura y Tecnicatura en Comunicación Social
Seminario: Tecnología, Comunicación y Poder
Año: 2010
Parcial Domiciliario Nº 2
Fecha de entrega 26/11/2010
Profesora: Tania Piris Da Motta
Alumno: Hernando Jorge Eduardo
Consignas:
Elegir un tema específico
Redactar un ensayo académico sobre el tema elegido, aplicando herramientas teórico-conceptuales de los autores estudiados, (Foucault, Deleze, Verdú), estableciendo relaciones con “1984” de George Orwell.
“No hay hechos, hay interpretaciones” Friedrich Nietzsche
Fiedrich Nietzsche alguna vez sentenció “Dios ha muerto”, siguiendo de manera paralela este pensamiento Michel Foucault en su libro “Las Palabras y las Cosas” va a decir: “Si Dios ha Muerto ahora ha Muerto El Hombre”.
Lo que se propone Foucault matando al hombre es salir de la centralidad del sujeto como punto de partida epistemológico para ponerlo dentro de la estructura que lo sujeta. Dentro del pensamiento estructuralista, el sujeto no está en el centro ni domina la realidad. Sino que todo lo contrario, se lo sitúa en alguna parte de la trama histórica, pero no es un sujeto constituyente de la realidad, sino que es un sujeto constituído por las relaciones dentro de la estructura. Puedo observar un procedimiento teórico similar en la realización de George Orwell, en su ficción 1984 donde Winston, el protagonista en la novela, podría ser el sujeto del que nos habla Foulcault, en este caso constituido por las relaciones que se dan dentro de una “poderosa” estructura sujetadora totalitaria del Gran Hermano.
Foucault seguirá su desarrollo teórico en dos libros posteriores consecutivos “Historia de la Locura en la época clásica” y “Vigilar y Castigar” donde a partir de la observación de instituciones de encierro por excelencia (Cárceles y Manicomios) realiza un análisis de la construcción y automatización del poder . En lo que él va a denominar “Sociedades Disciplinares”. Foucault dirá “Donde hay poder hay resistencia al poder”. Por lo tanto una característica de las “Sociedades Disciplinares” es la existencia instituciones de control, vigilancia de la disciplina e instituciones que castigan con encierro, (de límites más o menos flexibles), destinadas para quienes se resistan a ser disciplinados, para quienes se muestren diferentes al orden que la estructura entiende como el adecuado.
Foulcault afirma que la sociedad disciplinar es instrumentalmente racional para poder dominar a los hombres. Para la razón es fundamental apartar su mayor cuestionamiento: la locura (La negación de la razón) y apartada ésta lograr su propia afirmación. Es preciso además evidenciar que es la misma estructura la que la que contruye dicha categoría y decidirá de manera tecnocrática a quien encerrar en el manicomio.
Por otro lado Foulcault visualiza instrumentos de vigilancia orientados sobre la sociedad civil para controlar y mantener la disciplina de la misma. Donde cualquiera que represente desorden pueda ser localizado y castigado apartándolo en una institución reclusoria para ser nuevamente redisciplinado.
Y lo diría de esta manera: “El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que coacciona por el juego de la mirada…. Lentamente, en el transcurso de la época clásica, vemos construirse esos “observatorios “ de la multiplicidad humana… ha habido las pequeñas técnicas de la vigilancias mútliples y entrecruzadas, unas miradas que deben ver sin ser vistas; un arte oscuro de la luz y de lo visible ha preparado en sordina un saber nuevo sobre el hombre, a través de las técnicas para sojuzgarlo y de los procedimientos para utilizarlo” (pp.175-176)
Para ello Michel Foucault explica el modo de operar de un dispositivo de vigilancia llamado Panóptico, diseñado y utilizado en las cárceles. El Panóptico no es más que una torre central de vigilancia que se eleva por encima de la estructura arquitectónica carcelaria permitiendo desde allí tener una visión panorámica de 360 grados. Hace incapié en que desde allí uno puede ver todo sin ser visto. De esta manera introduce la concepción del “Panoptismo” y explica a partir de ella un estado de vigilancia histórica que ejerce el poder sobre la sociedad civil.
“La visibilidad es una trampa” “Es visto, pero él no ve; objeto de una información, jamás sujeto en una comunicación” (p. 204).
“De ahí el efecto mayor del panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder” (p. 204).
“Que la perfección del poder tienda a volver inútil la actualidad de su ejercicio, que este aparato arquitectónico sea una máquina de crear y de sostener una relación de poder independiente de aquel que lo ejerce…” (p. 204)
En la ficción que escribe George Orwell titulada “1984” nos relata como Winston, nuestro sujeto dentro de la estructura, vivía una distopía en el Estado del Gran Hermano.
Así a la espalda de Winston, la voz de la telepantalla seguía murmurando datos sobre el hierro y
el cumplimiento del noveno Plan Trienal. La telepantalla recibía y transmitía simultáneamente.
Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además,
mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que
oído. Por supuesto, no había manera de saber si le contemplaban a uno en un momento dado. Lo
único posible era figurarse la frecuencia y el plan que empleaba la Policía del Pensamiento para
controlar un hilo privado. Incluso se concebía que los vigilaran a todos a la vez. Pero, desde luego,
podían intervenir la línea de usted cada vez que se les antojara. Tenía usted que vivir —y en esto el
hábito se convertía en un instinto— con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted
sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos
serían observados.
Las detenciones ocurrían invariablemente por la noche. Se despertaba uno sobresaltado
porque una mano le sacudía a uno el hombro, una linterna le enfocaba los ojos y un círculo de
sombríos rostros aparecía en torno al lecho. En la mayoría de los casos no había proceso alguno ni
se daba cuenta oficialmente de la detención. La gente desaparecía sencillamente y siempre durante
la noche. El nombre del individuo en cuestión desaparecía de los registros, se borraba de todas
partes toda referencia a lo que hubiera hecho y su paso por la vida quedaba totalmente anulado
como si jamás hubiera existido. Para esto se empleaba la palabra vaporizado.
Pero lo que de pronto sobresaltó a Winston, al pensar luego en lo que
había soñado, fue que la muerte de su madre, ocurrida treinta años antes, había sido trágica y
dolorosa de un modo que ya no era posible. Pensó que la tragedia pertenecía a los tiempos antiguos
y que sólo podía concebirse en una época en que había aún intimidad —vida privada, amor y
amistad— y en que los miembros de una familia permanecían juntos sin necesidad de tener una
razón especial para ello. (…)Lo que ahora había era miedo, odio y dolor físico, pero no emociones dignas ni penas profundas y complejas.
Siguiendo la concepción teórica que desarrolla de Michel Foucault en su libro “Crimen y Castigo” podemos decir acerca de la situación que estaba viviendo Winston que de alguna manera en los estados de control y vigilancia donde opera el “Panoptismo” evidencia un proceso de cosificación de las personas. En este estado deja de existir el Ser Humano,. Ya que la institución que vigila deja de ver personas para ver cosas disciplinadas, cosas que están para ser vistas y pero que al mismo tiempo no están para ver. El hombre vigilado de alguna manera muere para transformarse en una cosa, en información.
“Si la explotación económica separa la fuerza y el producto del trabajo, digamos que la coerción disciplinaria establece en el cuerpo el vínculo de coacción entre una aptitud aumentada y una dominación acrecentada.” (p. 142)
“Pequeños ardides dotados de un gran poder de difusión, acondicionamientos sutiles, de apariencia inocente, pero en extremo sospechosos, dispositivos que obedecen a inconfesables economías, o que persiguen coerciones sin grandeza, son ellos los que han provocado la mutación del régimen punitivo…” “Ardides, menos de la gran razón que trabaja hasta en su sueño y da sentido a lo insignificante, que de la atenta “malevolencia” que todo lo aprovecha”. (pp. 142-143)
“El dispositivo disciplinario estará democráticamente controlado, ya que será accesible sin cesar al “gran comité del tribunal del mundo”” (p. 210).
“… con el panoptismo, tenemos la disciplina-mecanismo: un dispositivo funcional que debe mejorar el ejercicio del poder volviéndolo más rápido, más ligero, más eficaz, un diseño de las coerciones sutiles para una sociedad futura” (p. 212). “
…el poder debía ser visible e inverificable” (p. 205).
“Nuestra sociedad no es la del espectáculo, sino la de la vigilancia” (p.220). “No estamos ni sobre las gradas ni sobre la escena, sino en la máquina panóptica, dominados por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos, ya que somos uno de sus engranajes” (p. 220).
“Las Luces, que han descubierto las libertades, inventaron también las disciplinas” (p. 220)
Lo que nos está diciendo Foucault es que la Razón del Iluminismo no ha creado las Ciencias Sociales para saber y conocer acerca del hombre sino que para poder saber dominarlo con esto concluye que la disciplina es un contra-derecho.
Por ejemplo, en este momento, en 1984 (si es que efectivamente era 1984), Oceanía estaba en
guerra con Eurasia y era aliada de Asia Oriental. En ningún discurso público ni conversación
privada se admitía que estas tres potencias se hubieran hallado alguna vez en distinta posición cada
una respecto a las otras. Winston sabía muy bien que, hacia sólo cuatro años, Oceanía había estado
en guerra contra Asia Orienta] y aliada con Eurasia. Pero aquello era sólo un conocimiento furtivo
que él tenía porque su memoria «fallaba» mucho, es decir, no estaba lo suficientemente controlada.
(…)
El Partido dijo que Oceanía nunca había sido aliada de Eurasia. Él, Winston Smith, sabía que
Oceanía había estado aliada con Eurasia cuatro años antes. Pero, ¿dónde constaba ese
conocimiento? Sólo en su propia conciencia, la cual, en todo caso, iba a ser aniquilada muy pronto.
Y si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido, si todos los testimonios decían lo
mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad. «El que controla el
pasado —decía el slogan del Partido—, controla también el futuro. El que controla el presente,
controla el pasado.» Y, sin embargo, el pasado, alterable por su misma naturaleza, nunca había sido
alterado. Todo lo que ahora era verdad, había sido verdad eternamente y lo seguiría siendo. Era muy
sencillo. Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada persona debía
lograr sobre su propia memoria. A esto le llamaban «control de la realidad». Pero en neolengua
había una palabra especial para ello: doblepensar.
Winston pidió por la telepantalla los números necesarios del Times, que le llegaron por el tubo
neumático pocos minutos después. Los mensajes que había recibido se referían a artículos o noticias que por una u otra razón era necesario cambiar, o, como se decía oficialmente, rectificar. Por ejernplo, en el número del Times correspondiente al 17 de marzo se decía que el Gran Hermano, en su discurso del día anterior, había predicho que el frente de la India Meridional seguiría en calma, pero que, en cambio, se desencadenaría una ofensiva eurasiática muy pronto en África del Norte. Como quiera que el alto mando de Eurasia había iniciado su ofensiva en la India del Sur y había dejado tranquila al África del Norte, era por tanto necesario escribir un nuevo párrafo del discurso del Gran Hermano, con objeto de hacerle predecir lo que había ocurrido efectivamente.
Conclusión:
“Donde hay poder hay resistencia al poder” ¿Pero me pregunto como resistir al poder?; Ya hacia el final de su carrera Michel Foucault coincidiendo de alguna manera con la idea de Jean Paul Sartre, de que el Hombre bajo ninguna circunstancia deja de ser libre nunca, va a decir que la resistencia es inexplicable. A mí en lo particular me gusta pensar teniendo en cuenta la idea de estos dos autores que es el torturado y no el torturador el que decide cuando no da más.
Después de todo: “No hay hechos, hay interpretaciones” Friedrich Nietzsche.
Biblibliografía:
1984 de G. Orwell Ed. Destino; Españo SA de CV. 1949
Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Buenos Aires, Siblo XXI Editores Argentina, 2002
Fuentes: José Pablo Feinmann. Programa de televisivo. “Filosofía Aquí y Ahora”. Canal Encuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario